jueves, 10 de septiembre de 2009

De la piña...

Y dándole seguimiento a la piña de la que escribí y retraté para el tema de "Pequeño vivero en casa" les comparto que creció, maduró, fue cortada y consumida con mucho entusiasmo.
Alcanzó un tamaño pequeño, se puso amarilla en su cáscara y en ese momento la cortamos. Les puedo decir que fue una experiencia llena de emoción al probar este regalo de la naturaleza, que se dio después del esfuerzo de cuidarla estos meses. ¿El resultado??? Una piña muy dulce, jugosa y que nos surtió de una porción adecuada de fruta para nuestro desayuno sabatino a mi hijo, a mi esposa y a mi. No les platico más, les dejo algunas de las fotos para que las disfruten... ¡Provecho!
Por si alguien se pregunta qué pasó con el penacho, les platico que fue sembrado casi de inmediato, en una pequeña maceta, esperando crezca y nos brinde productos de la misma o mejor calidad.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Rescate de un árbol

Pasó algo de tiempo sin escribir, pero aquí ando de nuevo, en esta ocasión para compartir una experiencia llena de vida.

Hace 4 semanas noté que los vecinos de enfrente de mi casa habían cambiado el árbol que tenían sobre la acera. El árbol que quitaron fue un encino siempreverde de 1.5 pulgadas de diámetro en su tronco y casi 2 metros de alto y que parecía haberse secado. El verano fue muy pesado, con temperaturas alrededor de 40°C y nada de lluvia.

Mi primer pensamiento al ver el nuevo arbolito me hizo buscar alrededor a ver si encontraba rastros del árbol que habían quitado. A unos metros, sobre la acera y frente a una casa todavía no habitada estaba puesto el arbolito, desenterrado desde la raíz y expuesto en su totalidad, sin mostrar rastros de haber sido cortado. Al acercarme a revisarlo encontré que en la base de su tronco había algunos raspones, a través de los cuales pude ver que el tronco a esa altura todavía estaba verde, y, sin pensarlo, llevé el árbol a mi casa, en donde lo puse dentro de una bolsa grande con un poco de tierra para jardín con humus de lombriz y comencé a regarlo.

Después de dos semanas de cuidarlo no se veía cambio en su estructura, ni esperaba que hubiera. Sin embargo, el clima cambió drásticamente y nos regaló abundantes lluvias. A los dos días de estas lluvias intensas encontré, con sorpresa, que un pequeño brote se asomaba sobre la tierra, a algunos centímetros del tronco principal, además de ver múltiples brotes de menos de 1 mm asomándose apenas en la base del tronco.

Hoy, a dos semanas de este cambio importante, las ramas miden ya entre 5 y 10 cm, y parece que crecen con mucha fortaleza, como si toda la vida del árbol estuviera saliendo por ellas.

Lo que parecía un árbol seco, estaba lleno de vida, esperando el momento adecuado para su desarrollo. Los árboles contagian esta vida. Es necesario que aprendamos a respetarlos y a cuidarlos; estudiarlos y comprometernos en su desarrollo, ya que están muy ligados con nuestra vida.